Historias de una Dragona

o como sobrevivir a pesar de la vida...

miércoles, agosto 03, 2011

ÉRASE UNA VEZ...

Érase una princesa imaginaria, que vivía en su mundo imaginario. Allí se enamoró de un príncipe que al ser imaginario no era un príncipe, pero ella lo ignoraba. Tuvo con él tres hijos y los educó sola y lo mejor que pudo. Por supuesto cometió muchos errores porque no tenía con quién dirimir sus enormes dudas y además seguía esperando (una y otra vez) que el hombre lleno de defectos se convirtiera en el príncipe imaginado.

De los tres hijos, dos eran varones y muy mimados por ella, les daba todo puesto que le recordaban al amor de su imaginaria vida. A la única chica de su progenie sin embargo sólo la mimaba a ratos. Ella creía que era mejor que permaneciera a su lado para que nadie pudiera dañarla como habían hecho con ella. Aparte le tenía cierta envidia. Envidia de su juventud, envidia porque su espíritu, al contrario que el de ella misma, era pragmático, luchador y rebelde, y fuerte, muy muy fuerte. Más aún incluso que el de sus hermanos varones.

La princesa imaginaria vivió sola incluso cuando su imaginado príncipe vivía oficialmente con ella. Siempre se esmeraba en que nadie notara la ausencia de él. Y trabajó muy duro para que a sus hijos no les faltara de nada. Cuando al cabo del tiempo el príncipe imaginario se marchó del todo ella cayó enferma. No de una enfermedad imaginaria como se podría pensar, si no de un mal real que la dejó muy tocada para el resto de sus días. Su cuerpo se retorció de dolor y de sus ojos manaron lágrimas amargas hasta secarse del todo. Ya nunca más amó a ningún hombre, ni príncipe, ni mendigo. Su corazón se quedó seco como sus ojos y se volcó de lleno en su casa y en sus hijos por siempre jamás.

A los dos varones les proporcionó todo cuánto quisieron, sobre todo en lo referente a derechos y libertades para cubrir las carencias materiales. A la hija sin embargo le restringuió sus movimientos de tal manera que la vida en el castillo imaginario se le hizo insoportable. Pasaba largas horas encerrada llorando, imaginando que vendría alguien a rescatarla... o que de pronto dirían que ella no era de sangre real... o cualquier otra cosa que la liberara de esa prisión.

Un mes antes de que el príncipe imaginario abandonara el castillo imaginario, la hija conoció a un hombre bueno y como es lógico, se enamoró de él. Tras la marcha del príncipe y con las normas endurecidas en palacio la vida fue muy dura para la pobre niña, así que con 21 años recién cumplidos se fugó del castillo y una vez fuera anunció su inminente boda, a la que por supuesto, la princesa imaginaria se opuso de un principio.

La pobre niña, sin el apoyo de nadie, ni padre, ni madre, ni hermanos, siguió su camino sin abandonar en ningún momento a la persona que con ambivalencia le había dado la vida, y se la había quitado, a la persona a la que odiaba y quería, respetaba y desobedecía, porque hiciera lo que hiciera la pobre niña no podía olvidar que ella seguía allí, al pie del cañón, en vez de dejarla abandonada como había hecho el príncipe.

A su padre sin embargo, le retiró todo contacto durante 13 largos años y no quiso volver a saber de él durante todo ese tiempo. Un buen día, viendo un retrato del príncipe, delante de sus ojos se desdibujó la falsa corona imaginaria y lo empezó a ver como lo que era realmente: un hombre normal y corriente con un montón de defectos como borracho, mujeriego, pendenciero... pero ya no le odió, porque pudo entender que era sólo un ser humano y que además era su padre.

La princesa imaginaria siguió haciendo la vida imposible a su hija. Envidiaba que ella hubiera hecho un buen matrimonio y que además fuera fuerte e independiente y no paraba de reprochárselo. Así que cuando la princesita cumplió 36 años la mandó a tomar por culo. Siguió hablándole y si la necesitaba ella acudía pero ya no intentó agradarla, ni alegrarla, ni contentarla en ningún sentido para siempre jamás.

Unos pocos años después y tras superar todos los obstáculos la hija con sus 40 años recién cumplidos se enamoró de otro hombre así que rehizo su vida y aprovechó la segunda oportunidad que ésta le brindaba y trató de ser feliz a pesar de la vida.

El año pasado por el mes de Julio la princesa imaginaria perdió el mapa del castillo, y las llaves... y olvidó el camino de vuelta al mundo real y se quedó encerrada por siempre jamás en sus muros imaginarios. La hija llamaba por teléfono porque se encontraba a cientos de kilómetros pero la princesa imaginaria ya no escuchaba su voz, ni sus palabras, sólo fingía que lo hacía mientras se hundía más y más en Fantasía, así que sus dos hijos varones consideraron que no podían llevársela a vivir a sus casas reales y entre ellos decidieron encerrarla en una Residencia como si fuera un juguete roto y llamaron a la hija sólo para informarle de lo que ya habían decidido hacer.

La hija se mostró triste, pero como ella vivía en el mundo real, en una casa minúscula de 30 m2 (que el gobierno le había asegurado una y otra vez que era más que suficiente para vivir junto con su pareja e hipotecarse para toda la vida) no pudo traerse a la princesa para leerle un cuento cada noche, aparte que sería un riesgo porque acabarían discutiendo sobre cosas reales e imaginarias y mezclarían todo otra vez y toda su vida volvería a ser el mismo infierno del que huyó siendo una niña... así que la propia vida real con sus circunstancias condenó a la princesa imaginaria a vivir encerrada para siempre jamás.

Hoy la hija que nunca tuvo el apoyo que esperaba de su familia desunida: ni del príncipe que se marchó y los dejó solos; ni de la princesa que vivía en sus tormentos y no consentía la felicidad; ni de sus hermanos para los que resultaba invisible y cuando la vislumbraban la consideraban un estorbo... no para de llorar. En realidad lleva meses haciéndolo sólo que hoy el río de las lágrimas se ha desbordado... posiblemente algún dique interno se le haya roto.

Ayer llamó a su madre y la notó muy lejana, no en el espacio (ojalá) si no en el tiempo. Estaba en una realidad paralela y era como un cruce de llamadas. Hoy llamó a su padre porque era su cumpleaños y aunque no hablaban mucho quería felicitarle, pero ella intuía desde hace un mes que algo no marchaba bien. Su padre, el real, le ha dicho que tiene cáncer de lengua pero que estaba animado y que ya la informaría de cómo iba todo.

La hija ha ido al twitter para desahogarse y contar en 140 carácteres un resumen de este cuento:

"Hoy día trist. Mi madre demencia senil y posible diagnóstico de Alzheimer, mi padre recién confirmado cáncer d lengua. Mis raíces degeneran."

Pero aquí dejo la versión larga para quien quiera leer un trozo muy triste de mi vida, y para contrarrestar todo esto, desarrollé rebeldía y buen humor a partes iguales. Quiero decir que "la hija" lo hizo. Yo sólo soy una Dragona, y las dragonas somos animales fuertes y no nos dejamos afectar por cuento alguno. Eso no nos afectará por siempre jamás...

Etiquetas: ,

2 Comments:

Anonymous boj said...

hoy no ha sido el mejor de los días, eso es evidente :/
No puedo darte más que mi apoyo, tanto real como virtual. Hay cosas jodidas en la vida, no te voy a decir aquello de "bueno, a patatín le pasó y mira ahora", porque eso no dejan de ser fantasías :S
TK

8/03/2011 4:50 p. m.  
Blogger Froda said...

Gracias cielo, por estar a mi lado. Contigo quizás algún día pueda escribir aquello de... "Y vivieron felices para siempre jamás" :_) :* TK

8/03/2011 4:55 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home