EL DÍA DESPUÉS

Es duro rozar con la punta de los dedos las alas de la libertad para descubrir que tienes los píes anclados en el cemento. (Froda)

Hoy, un día después de las elecciones y con la cabeza un poco más fría puedo explicar lo vivido durante esta semana tan intensa... social y políticamente hablando.

El día 15M salí a la calle ilusionada pensando que estaba haciendo algo, que tomaba parte activa para cambiar la manera corrupta de gobierno que no me agradaba seguir padeciendo.



El martes 17 de mayo y borracha de optimismo visité la plaça de Catalunya y encontré un grupo muy pequeño de gente intentando hacerse oír (sin conseguirlo) con un megáfono sin pilas, rodeados por un montón de "mirones" (entre los que me incluyo) que había ido a ver qué pasaba, y escuchando comentarios del tipo: "Juas, esto parece Alcoholicos Anónimos". Si queréis que os diga la verdad, me gustó pero me sentí pelín decepcionada. Esperaba más gente después de ver el volúmen de concentración que había en Sol, pero bueno.


Y llegó el viernes 20 y volví a la Plaça Catalunya dispuesta a colaborar. Por el twitter mi TL echaba humo de mensajes de acampadabcn pidiendo de todo: Cebollas, ajos, aceitunas, clips, mantas, etc. así que me armé de ilusión y una bolsa y me dediqué a recorrer mi casa para compartir lo que tenía (¿tengo que recordaros que estoy en paro y que pago una hipoteca? pues eso). Abrí la nevera y ví que tenía 3 cebollas, así que metí en la bolsa 1 para el movimiento, y así hice con todo. Un tercio de lo que yo tenía y ellos necesitaban fue a parar a la bolsa. Les llevé también una manta nueva y una mochila sin desprecintar porque pensé que ya compraría yo otras si realmente llegaba a necesitarlas y me fuí con un montón de propuestas en la cabeza para comentarlas en la Asamblea.

Cuando llegué allí lo que me encontré no tenía nada que ver con lo del martes.



La plaza, gracias a la puta mierda de la televisión estaba llena a rebosar. Pero no estaba llena de gente que participaba del movimiento, NO. Estaba llena de viejos aburridos que paseaban por allí para curiosear, de guiris que hacían miles de fotos y demás curiosos que no hacían otra cosa que mirar a los "participantes" como si de monos de feria se tratara.

Me sentí mal. Muy mal y muy desubicada. Me acerqué a un toldo (el de cocina) para entregar mi aportación de alimentos y tampoco me gustó. Me cogieron la bolsa de un tirón y ni siquiera me dieron las gracias, ni me preguntaron qué traía, ni nada de nada, como si fuera algo que yo hacía porque estaba obligada a hacerlo. No sé si me explico.

No me gustaron las pintas de la gente. Ya no había gente "normal" como tú y como yo llenando las carpas. Eran todos con rastas, con todo el look y todo el equipamiento de los "anti-sistema" de toda la vida. Antes de soltar la bolsa les comenté que también había una manta, clips y demás y me dieron la "orden" de llevarlo a otra carpa.

Al llegar al otro mostrador la gente de allí estaban hablando entre ellos y tardaron un cojón en reparar en mí. Lo entendí, no es que me considere el centro del universo así que esperé a que me preguntaran. Cuando ya uno me miró le dije: Hola, vengo a traer... y me interrumpió: ¿Qué es lo que te sobra para darnos? Yo pensé jodeeeer, NO ME SOBRA, me lo he quitado de mis propias cosas, no es algo que tuviera de más, ni que me estorbara en casa o algo similar. Lo pensé, pero no se lo dije ¿para qué?.

"La revolución" estaba empezando a tocarme los cojones. Después de estar moviendo conciencias (que muchos de vosotros habréis sufrido y me habréis blokado con motivo) desde diciembre del año pasado por internet... después de tantas y tantas horas ideando cómo despertar a la gente, después de ver surgir (allá por febrero-marzo) el movimiento #nolesvotes y el democraciarealya y apoyarlos hasta el extremo, después de volcarme perdiendo mil horas de mi vida en apoyar el movimiento 15m y depositar en ello todas mis ilusiones... me encontré con un montón de gente con estética y maneras de okupas (que lo siento mucho pero nunca me ha parecido que esa gente actue correctamente) apropiándose de algo que consideraba en parte mío. Me hice un par de fotos como hacían los 100 mirones que había por allí y me largué.



Estuve todo el viernes con unas ganas de llorar y una impotencia enormes. Escribí (sin explicar nada de todo esto), mi descontento por el twitter. La gente me decía: No seas tonta, tú también eres de la acampada, puedes ir allí coger un megáfono y dar tus ideas. Y bueno, recapacité y pensé que quizás había juzgado mal a la gente que había allí y que sí, que yo también pertenecía a ello. Que tenía la obligación moral de aportar mis ideas y soluciones y que lo haría.

Escribí en un pedazo pequeño de papel un par de anotaciones con mis sugerencias y decidí que el sábado sería un día tan bueno como cualquier otro para ir allí, coger el megáfono y hacerme oír.

Vi a través de internet la asamblea con los puntos a tratar el viernes por la noche y que dijeron volverían a repetir el sábado a las 17,00 horas para volver a aprobar. Según iban diciendo peticiones me parecieron bien e incluso se me ocurrían matices para enriquecerlas. Pero de pronto, todo cambió: Estaban pidiendo LA TERCERA REPÚBLICA!! Esta gente había perdido la cabeza?? ¿Qué estaban haciendo? Lo iban a estropear todo. Estaban vendiendo la casa antes de ni siquiera tener los planos dibujados. Cuando fuera el sábado a la Asamblea hablaría sobre ello. No porque sea contraria a la República (soy nieta de republicanos y siempre me ha atraído la idea de ese sistema político) pero si porque me parecía muy precipitado y excluyente el plantearse un cambio tan grande en este momento.

El sábado amanecí completamente decidida a ir. Guardé mis pequeños apuntes en el bolso y antes de hacer la comida eché un vistazo a mi TL para ver qué se cocía en la plaça Catalunya. Cuando leí que estaban impidiendo entrar en el Corte Inglés para evitar un consumo irreflexivo decidí NO IR. Definitivamente ellos tampoco representaban mis ideales. ¿Cómo podían ser tan gilipollas? El viernes bien que no les importó coger mi comida, que estaba dentro de una bolsa del mismo Corte Inglés, y seguro que tampoco les importó comerse mis latas de atún marca blanca Corte Inglés, pero claro, ¡¡los que compramos allí somos unos ricos de mierda, unos consumistas que habían perdido el control!!.

Me sentí tan estafada, tan engañada, tan mal que decidí dejar de apoyar el movimiento de las acampadas. No fuí la única. Mi timeline volvía a echar humo. La gente se estaba empezando a desmarcar de las acampadas. Sus peticiones (algunas absurdas) su nuevo posicionamiento y demás, ya no agradaban a la mayoría. Gallir (uno de los impulsores del movimiento #nolesvotes que considero fue el pistoletazo de salida de todo esto) grabó un video en el que ponía en tela de juicio todo lo que se estaba produciendo en las acampadas. Incluso Democraciareal lanzó un comunicado oficial desmarcándose de las peticiones fuera de tiesto. Seguía apoyándolas sí, pero desde fuera. Me sentí algo mejor al ver que no era la única "traidora a la causa".

Ayer fueron las elecciones. Intenté no pensar en nada salvo en a quién iba a votar. Voté muy tarde, a las 8 menos diez para ser exactos. Al filo del cierre del Colegio Electoral. Tenía puestas mis esperanzas en la gente a pesar de todo. Todo este movimiento que había mantenido al mundo entero, a todo el planeta pendiente de nuestro pequeño país tenía que servir para algo. Incluso la tele se había dedicado a hablar de todo ello, con lo que los borregos ciegos y sordos que solo ven el mundo a través de ella también sabrían de la existencia del movimiento y podrían darse cuenta que hay algo más que PP y PSOE.

Anoche me dí cuenta que todo es una mierda. Que he vivido una montaña rusa emocional para nada. La gente es gilipollas y no aprende ni lo hará. Nos gobiernan corruptos que sólo saben mirarse el ombligo y a los que no les interesan NINGUNA de nuestras necesidades. Sería más fácil explicarle a una piedra el origen del Universo que hacer comprender a uno de estos políticos las necesidades que tienen quienes gobiernan.

Me siento anímicamente agotada y humanamente vencida. Mi misantropía vuelve a activarse. Vuelvo la vista a las acampadas. A pesar de no sentirme prácticamente NADA identificada con toda esa gente. Ni por su estética, ni por muchas de sus ideas extremistas... tengo que reconocer que ahora mismo es lo más cercano que tengo a mi manera de pensar. Un camino sembrado de dudas se abre ante mí, ya veré qué hago, pero de momento prefiero sentarme y observar.